El perdon y la sanacion



"El
perdón es una respuesta, la respuesta implícita en nuestra existencia".





Paul
Tillich – Teólogo





El perdón
es el medio para reparar lo que está roto. Coge nuestro corazón roto y lo
repara. Coge nuestro corazón atrapado y lo libera. Coge nuestro corazón
manchado por la vergüenza y la culpa y lo devuelve a su estado inmaculado.







El perdón
restablece en nuestro corazón la inocencia que conocimos en otro tiempo, una
inocencia que nos permite la libertad de amar.





Perdonar
no es justificar comportamientos negativos o improcedentes sean propios o
ajenos. El maltrato, la violencia, la agresión y la deshonestidad son algunos
de los comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables.





El motivo
más obvio para perdonar es liberarnos de los efectos debilitadores de la rabia
y el rencor crónicos. Al parecer estas dos emociones son las que más convierten
el perdón en un desafío, a la vez que en una grata posibilidad para quien desee
una paz mayor.





De hecho
la palabra resentimiento, viene de re-sentir – es decir – volver a sentir
intensamente una y otra vez. Cuando estamos resentidos, sentimos con intensidad
el dolor del pasado una y otra vez. Esto –sin duda- no sólo tiene un efecto
lamentable en nuestro bienestar emocional, sino también repercute negativamente
en nuestro bienestar físico.





El perdón
es muchas cosas: es una decisión, una actitud, un proceso y una forma de vida.
Es algo que ofrecemos a otras personas y algo que aceptamos para nosotros.





"Confiésense
uno a otros sus pecados y oren por otros para ser sanados" (Stg 5, 16)










"No son las
personas sanas las que necesitan médico, sino

las enfermas..." (Lc 5, 31)



"Echen fuera la amargura, las pasiones, los enojos, los

insultos y a toda clase de maldades. Sean buenos y com-

prensivos unos con otros, perdónense unos a otros, como

Dios los perdonó a todos ustedes en Cristo." (Ef. 4, 31-32).



"Dios nos libró del poder de la oscuridad y nos llevó al Reino

de su amado Hijo, por quien nos salvó y nos perdonó muchos pecados"

(Col 1, 13-14)



"Jesús predicaba la Buena Nueva del Reino y sanaba

Todas las dolencias y enfermedades de la gente."

(Mt. 4, 23)






PARA
MEDITAR




La voluntad de Dios es que todos estemos sanos en el espíritu.
 


Jesús, consciente de su misión salvadora de todo hombre, llegó a Nazaret, entró
en la sinagoga y se puso de pie para leer las Escrituras. Le dieron el libro
del profeta Isaías y cuando lo abrió, encontró el lugar donde estaba escrito:










"El espíritu del
Señor está sobre Mí, porque me ha ungido,

para dar buenas noticias a los pobres, para sanar a los

afligidos de corazón, para anunciar a los presos la libertad,

para dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los

oprimidos"

(Lc. 4, 16-19)






Hoy, El sigue sanando
por medio de sus seguidores. La sanación puede ser del espíritu, de la mente o
del cuerpo (2 Tes. 5, 23). La sanación del espíritu quiere decir que la persona
ha sido fortalecida en su espíritu, su fe, su amor y confianza en Dios.



La sanación de la mente (sanación psicológica), significa que ha recibido un
toque de Dios que produce paz, satisfacción, confianza, aceptación de sí mismo,
comprensión, perdón a los demás o cualquier otra cualidad que contribuya a la
armonía de las personas.



La sanación del cuerpo significa una vuelta a la salud de alguna parte del
organismo. Esto es, muchas veces producto de la sanación espiritual y
psicológica. Muchas enfermedades inician su proceso de sanción con el perdón.





ETAPAS
EN LA SANACION DE UN RECUERDO




Relájate y llénate del Espíritu. Encuentra a Dios en tu interior.





a. Negación: Señor,
déjame ver, lo que Tú ves en mi vida y yo no veo. ¿Cuántas veces, te negué, en
la imagen de algún hermano? Tal vez me hablabas en el dolor de mi
enemigo...pero comprendí tus estos de amor.





b. Enojo: Señor sana mis
heridas internas, dolores y enfermedades. Perdóname si soy desafiante,
rencoroso y lleno de enojo, si no acepto las órdenes de mis superiores y soy
orgulloso.





c. Regateo: Señor,
permíteme perdonar, como Tú, incondicionalmente me perdonas. ¡Quiero que sean
Sanados en mí, los pensamientos y los sentimientos diferentes a los tuyos!

No tuve en cuenta tanta generosidad de tu Redención. Asumí una actitud mezquina
de regateo y Pobreza de espíritu, perdón Señor.





d. Depresión: Señor
ilumina mi mente y espíritu para salir de ésta tristeza, angustia y dolor que
oprime mi alma. No comprendo, todavía el por qué de esta herida o dificultad.
Transforma mi dolor en fe, Esperanza y caridad.







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