Interpretación de la Biblia




I.
INTRODUCCIÓN






La Palabra de Dios fijada y condensada en un texto
definitivo hace muchos siglos, por ser palabra de salvación está destinada a
todos los hombres de cualquier época y nación.
 



Problemas que tenemos que resolver en este capítulo:
¿Cómo acortar la distancia entre los siglos remotos de la composición textual
de la Escritura y nosotros? ¿Cómo hacer para que la Palabra divina siga siendo
viva, actual y salvífica? ¿Cada uno interpreta la Biblia a su manera o hay unos
principios de interpretación? ¿Qué es lo más importante en la Biblia: lo que a
mí me dice o lo que en sí dice? ¿A qué se debe el que haya tantas clases de
Biblia, tantas traducciones distintas? ¿Por qué los protestantes predican
algunas verdades diferentes a la Iglesia Católica, si la Biblia es la misma
para todos?





II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer los
principios y criterios de la interpretación bíblica.






III. OBJETIVO VIVENCIAL: Leer, meditar e
interpretar la Biblia con el mismo sentido de fe con el que fue escrita y leída
en la Iglesia durante todos estos siglos.






IV. TESIS: Siendo la Biblia
mensaje divino en palabras humanas, su interpretación presupone en primer lugar
la fe en la Palabra de Dios, y luego el progresivo descubrimiento de su mensaje
profundo. Este progresivo descubrimiento lo realiza la Iglesia toda meditando
la Palabra divina con la asistencia del Espíritu de la Verdad, con la ayuda del
Magisterio del Papa y demás obispos que enseñan con la autoridad de Cristo, y
con el apoyo de los teólogos y exegetas. La hermenéutica bíblica tiene por
objeto establecer una mediación entre el antiguo texto y el hombre
contemporáneo, recurriendo al uso de los métodos más apropiados, con el fin de
hacer el texto vivo y actual. Estos son los criterios teológicos recogidos por
la encíclica
 “Providentissimus Deus” (1893)
del papa León XIII: hay que interpretar la Biblia con la luz y la gracia del
mismo Espíritu Santo que la ha inspirado; conformidad de la exégesis con la
interpretación que la Iglesia ha hecho y hace de la Escritura; la exégesis no
debe estar en contra del consenso unánime de los Padres de la Iglesia; y debe
tener en cuenta la analogía de la fe. También admite criterios
histórico-críticos: recomienda el estudio de las lenguas orientales y la
ciencia crítica textual o literaria; admite, aunque todavía tímidamente, la
crítica histórica.
 





V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:



1. Definición de términos



a) Exégesis
: es la
explicación actualizada de un texto bíblico. El exegeta tiende un puente entre
el texto que ya tiene muchos siglos y el hombre contemporáneo, con sus
inquietudes y preguntas existenciales de hoy. Sólo comprenderemos
verdaderamente un texto cuando un determinado evento o contenido, alcanzado
mediante una metodología exegética correcta, es traducido en su significado al
hombre de hoy y a la historia contemporánea, y como tal vuelve a revivir en
eventos y palabras, aquí y ahora, su mensaje universal.
 



b) Hermeneútica: es una parte de
la ciencia bíblica que tiene por objeto establecer una mediación entre el
antiguo texto y el hombre contemporáneo, recurriendo al uso de los métodos más
apropiados, con el fin de hacer el texto vivo y actual.
 



c) Heurística: es la parte de
la hermeneútica que descubre los distintos sentidos de la Biblia, sea por los
estudios de los investigadores, sea por las enseñanzas del Magisterio.




d) Crítica: es el estudio
racional de los textos, cualesquiera sean, para determinar su sentido, las
intenciones del autor, el tiempo y circunstancias en que fue escrito, el género
literario y la forma estilística. Este estudio crítico se impone también en la
interpretación de la Biblia, por estar escrita en lenguaje humano.













2. Diversos sentidos de la Biblia 



a) Sentido literal: no significa
interpretar al pie de la letra el texto, sino tratar de buscar el sentido que
le dio el autor mismo de ese texto, teniendo en cuenta la intención del autor,
el auditorio a quien se dirigía, la situación de su tiempo y el género
literario empleado. Este sentido literal requiere del uso de la crítica en sus
dos vertientes: literaria e histórica.
 


·Primero, crítica literaria: analiza el género literario en que
está escrito ese libro de la Biblia.


·Segundo,
la
 crítica histórica: descubre la historia literaria del
libro o pasaje bíblico en cuestión, ubicando la época y cultura en que se
escribió y así conocer la intención teológica del autor.
 



b) Sentido espiritual: supera el
conocimiento del autor humano, aunque se apoya en sus escritos. Se desprende no
de las palabras sino de las realidades que se ocultan bajo esas palabras. Este
sentido espiritual se divide a su vez en: sentido pleno y sentido típico.


·Sentido
pleno
: significa
ver ese texto a la luz de la totalidad de la Escritura, a la luz de la
Tradición y echando mano de la analogía de la fe. Es un sentido más profundo
que el sentido literal.
 

1. A la luz de la totalidad
de la Escritura
 significa que ese texto analizado hay que entenderlo en
conexión con otros textos de la Sagrada Escritura que lo explicitan o lo
profundizan.
 

2. A la luz de la tradición significa
que no se puede analizar un texto sin tener en cuenta la interpretación de la
Tradición viva de la Iglesia, que viene analizando esos textos desde los
orígenes. Esta Tradición viva está reflejada, sobre todo, en la doctrina de los
Santos Padres de Oriente y Occidente, y en la liturgia
 
16.

3. La analogía de la fe significa la
conexión que tienen las verdades de la fe entre sí. Pongamos un ejemplo:




Isaías 7, 14: “Pues
bien, el Señor mismo va a darnos una señal: He aquí que una doncella está en
cinta. Y va a dar a luz un hijo. Y le pondrá por nombre Emmanuel”.




Mateo 1, 22-23: “Todo
esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:
Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre
Emmanuel”.


·Sentido
típico:
 es leer toda la Biblia en referencia a
Cristo, en quien la Escritura tuvo su plenitud. Cristo es el nuevo Adán, el
nuevo Abel, el nuevo José, el nuevo Moisés, el Siervo doliente de Isaías, el
nuevo Jonás, etc. Cristo viene a ser el modelo y la figura de cuanto está
contenido en la Escritura.
 







3. Diversos principios y criterios de
interpretación católica de la Biblia
 



a) Lectura en el espíritu. Hay que leer la
Biblia con el mismo Espíritu con que ha sido escrita. Debe ser una lectura
espiritual, centrada en Cristo. Debe ser una lectura interiorizada que va transformando
interiormente a quien lee la Biblia.




b) La intención del autor. El autor divino
es el Espíritu Santo. El autor humano es el instrumento del que Dios se sirvió
y a quien inspiró para que dijera solo y todo lo que Dios quería. La
constitución Dei Verbum , n.12 dice: “Para descubrir la intención del autor,
hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios. Pues la
verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole
histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios. El
intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o intenta decir, según su
tiempo y cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época. Para
comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener
muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar que se usaba en
tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces se usaban en la
conversación ordinaria”.
 



c) El contenido y la unidad de toda la Biblia. El intérprete o
exegeta científico ha de estar capacitado para descomponer y analizar
separadamente cada una de las piezas de un libro o de un autor; pero como
científico creyente ha de saber también, teniendo a mano los resultados de sus
estudios científicos, recomponer las piezas del escrito bíblico y redescubrir
en toda su belleza la verdad unitaria del mensaje. ¿Cuál es el contenido de la
Escritura? El contenido de la entera Escritura es la salvación, llevado a su
plenitud en Cristo y por Cristo. ¿Cuál es la unidad de toda la Escritura? La
unidad del tema es la salvación en Jesucristo. Y la unidad de autor: Dios es el
autor de los libros sagrados. El Nuevo Testamento dará su sentido último y
definitivo al Antiguo.
 



d) La Tradición viva de toda la Iglesia. Tradición quiere
significar primeramente la Tradición apostólica, en la que y de la que nació el
Nuevo Testamento y la Escritura cristiana. Tradición viva, es decir, que
progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo. Toda la Iglesia
constituye la Tradición viva y por ello toda la Iglesia contribuye a la
correcta interpretación de la Escritura: los Padres, los fieles cristianos, lso
exegetas, el Magisterio. Éste último goza del carisma de la interpretación
auténtica, bajo la guía del mismo Espíritu Santo que inspiró el texto sagrado.
La Tradición tiene una función hermenéutica de guía y de norma, porque nos
ofrece un horizonte de comprensión. Es como el lecho por el que corre el río de
la Palabra de Dios y de su comprensión ininterrumpida.
 



e) La analogía de la fe. La analogía de
la fe es la conexión coherente de la fe objetiva de la Iglesia, el nexo interno
de los misterios entre sí, de que habla el Vaticano I (cfr DS 3016). Por
consiguiente, cualquier verdad o expresión de la revelación y de la fe ha de
verse a la luz de las otras y en conexión con ellas, para poder entenderla
rectamente y que quede abierta a una ulterior y más profunda comprensión.






Otros principios a tener en cuenta, y que están
implícitos en los ya mencionados anteriormente:




a) El contexto del fragmento: Hay que tener el
cuenta el contexto para interpretar correctamente un texto bíblico. Para ello
haremos cuatro círculos concéntricos:


·Primer
círculo
:
abarca los versículos anteriores y posteriores al texto.


·Segundo círculo: ver el contenido global y el objetivo
del libro en el que se encuentra ese texto.


·Tercer círculo: tener en cuenta otros escritos del
mismo autor.


·Cuarto
círculo:
 ver el contenido global y el objetivo
de toda la Biblia.






Pongamos un ejemplo: Marcos 4, 10-12



“Y cuando se quedó solo, los que le acompañaban
junto con los doce le preguntaron por el significado de las parábolas. Y les
decía: A vosotros se os ha trasmitido el misterio del Reino de Dios; en cambio,
a los que están fuera todo se les anuncia en parábola, de modo que los que
miran miren y no vean, y los que oyen oigan pero no entiendan, no sea que se
conviertan y se les perdone”.


·Primer
círculo:
 

- Versículos anteriores: Mc 4, 1-9: Parábola del
sembrador. -Versículos posteriores: Mc 4, 13-20: explicación de la parábola


·Segundo
círculo:
 el contenido global y objetivo del
libro.




- Intención de Marcos: demostrar que Jesús es Hijo de
Dios


- Jesús incomprendido y rechazado por los hombres


·Tercer
círculo:
 otros escritos del mismo autor.



- San Marcos no tiene otros escritos.

·Cuarto círculo: La Biblia en su conjunto.



Contenido: La historia de la Salvación

Objetivos: 

- Dar a conocer al Dios que se revela.

- Conocer al hombre.

- Conocer el plan de Dios para el hombre





b) El estilo del libro: es decir, el género
literario o formas de expresión de las que se sirve el autor para expresar su
pensamiento.






c) El sentido literal: Tener en
cuenta el momento y el lugar en que se escribió.






d) Armonía del sentido literal y el sentido
espiritual:
 



P.e. Lc 14, 26: “Si alguno viene en pos de mí y no odia a su padre y a su
madre y a la esposa y a los hijos y a los hermanos y a las hermanas, hasta su
propia vida, no puede ser mi discípulo”.
 



¿Cuál es el sentido literal? Quiere decir simplemente que
en el orden de los valores, Jesús ocupa el primer lugar, aún frente a los
padres.




¿Cuál es el sentido espiritual? Amarás al Señor tu Dios
con todo tu ser. Todo lo humano queda en segundo término, tratándose de Dios.
 



P.e. Mt 18, 6: “Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen
en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino, de las
mueve el asno, y lo arrojen al fondo del mar”.
 



¿Cuál es el sentido literal? Máxima severidad para los
que corrompen a la niñez y juventud, en doctrina o conducta. Escándalo es
literalmente todo lo que hace tropezar a los que creen, matando su fe o
deformándola.
 



¿Cuál es el sentido espiritual? Poner todos los medios
para evitar el escándalo, especialmente con los niños, porque grave es el
escándalo dado por aquellos que tienen responsabilidad en la formación de
otros.
 



P.e. Mt 18, 8-9: “Si tu mano o pie te escandaliza, córtalo y arrójalo lejos
de ti. Más vale entrar en la vida manco o cojo, que ser arrojado al fuego
eterno con las dos manos o los dos pies”.
 



¿Cuál es el sentido literal? Debemos renunciar a todo,
para evitar la ocasión de pecado. San Pablo enseña a dejar aún lo lícito,
cuando puede escandalizar a un ignorante (cf. 1 Cor 8, 9ss).




¿Cuál es el sentido espiritual? Obrar siempre
correctamente para que nuestro ejemplo acerque y no aleje a otros de Dios, de
Cristo, de la Iglesia.
 



Hay otros muchos textos bíblicos para sacar el sentido,
por ejemplo:




Interpretar en su sentido literal y en su sentido
espiritual este texto de san Mateo 18, 9:
 “Si tu ojo te
escandaliza, córtatelo”.
 



O este texto de Mateo 19, 12: “Hay eunucos
que nacieron así del vientre de su madre, los hay que fueron hechos eunucos por
los hombres y los hay que a sí mismos se hicieron tales por el reino de Dios.
¡El que se sea capaz de hacer esto que lo haga!”.
 



O el siguiente: Mateo 5, 39-41: “Pero yo os
digo que no hagáis frente al que os ataca. Al contrario, al que te abofetee en
la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que te quiera llevar a
juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; al que te obligue a ir
con él un kilómetro, vete con él dos”.
 



Hay un texto difícil: Mateo 5, 32: “Pero yo os
digo que todo el que se separe de su mujer, excepto en caso de concubinato, la
expone a cometer adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada comete
adulterio”.
Cristo afirma la indisolubilidad del matrimonio. El inciso
aparentemente exceptivo del v. 32, que sólo consigna Mateo, delo que se deduce
que responde a la situación peculiar de la iglesia a la que se dirige Mateo,
compuesta de cristianos venidos del judaísmo y de la gentilidad, se refiere a
matrimonios nulos por haber sido contraídos en grados de parentesco prohibidos
por la ley (cf. Lev 18) y que los judíos habían permitido a sus prosélitos. Es
el significado de “porneia” en la literatura rabínica.




También se podría reflexionar este texto de Pío XII: “Así como
Cristo se hizo semejante al hombre, menos en el pecado, así las palabras de
Dios expresadas en lenguaje humano, se han hecho en todo semejantes al modo de
hablar humano, menos en el error”
 (Pío XII, en su encíclia “Divino Afflante Spiritu”). 





e) El sentido de determinadas palabras: es clásica la
palabra “hermanos de Jesús”. Algunos protestantes aprovechan esta palabra para
negar la virginidad de María. No saben que el término “hermano” abarca también
a primos y parientes cercanos.
 





f) Objetividad de juicio: al interpretar
un texto bíblico, no olvidemos el influjo de nuestras actitudes personales,
positivas o negativas, sobre la lectura del texto. Debemos dejar a un lado las
actitudes negativas y aprovechar las positivas para lograr el mayor fruto.
Algunas actitudes negativas son: actitud crítica, apertura excesiva,
superficialidad, rigorismo, desconfianza. Lo más importante es leer la Biblia
con mucha humildad y apertura de corazón, y con mucha docilidad a la enseñanza
del Magisterio de la Iglesia, única garantía de que no haremos decir a la
Biblia lo que nos conviene.




Estos principios no son fórmulas mágicas para abrir la
combinación de una caja complicada. Son pistas de apoyo para entresacar el
mensaje de Dios en la Biblia. Lo más importante es la fe: creo que Dios es el
autor de la Escritura; creo que el Espíritu Santo ha inspirado a los autores
sagrados; creo que el Espíritu Santo asiste al Magisterio para la auténtica
interpretación de la Sagrada Escritura, creo que la Tradición contribuye a la
recta interpretación de la Escritura, creo que los fieles cristianos, con su
vida guiada por la fe, constituyen también la tradición viva. Sin fe, no se entenderá
nunca la Biblia en toda su profundidad.
 







4. La Biblia y la Iglesia



Dios no entregó su Palabra al individuo, sino a una
comunidad, a su Pueblo; y ese Pueblo, hoy, no es otro que la Iglesia.




Por otra parte, Dios tiene que querer de manera eficaz que
su Verdad llegue íntegra a los hombres. Para llevar a cabo esto, ha confiado a
su Iglesia la misión de transmitir su Palabra salvadora a todos los hombres, a
fin de que participen de la vida divina.




De esta misión o deber sagrado, nace el derecho que la
Iglesia tiene de proclamar la divina Palabra. Ella, la Iglesia, es la
depositaria y la guardiana del tesoro sagrado de la Revelación y la única
intérprete auténtica de la Biblia, siendo infalible en sus interpretaciones
doctrinales sobre las cuestiones concernientes a la fe y a las costumbres. A
este ejercicio divino y permanente de la enseñanza de la Iglesia se le llama
“magisterio vivo”.




Según esto, debe afirmarse que fuera de la Iglesia no se
puede alcanzar el pleno conocimiento de la Palabra de Dios.
 



En este sentido ha reaccionado siempre la Iglesia en sus
enseñanza ordinaria y en sus controversias contra los que desde el siglo II
atacan la fe tradicional en nombre de la letra escrita. La predicación
apostólica, expuesta de un modo especial en los libros inspirados, debía
conservarse hasta el fin de los tiempos por una sucesión continua. De ahí que
los apóstoles, comunicando lo que ellos mismos han recibido, amonestan a los
fieles que conserven las tradiciones que han aprendido de palabra o por escrito,
y que sigan combatiendo por la fe que se les ha dado una vez para siempre.




Esta tradición, que deriva de los apóstoles, progresa en
la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la
comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la
contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en su corazón, ya
por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el
anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma
cierto de la verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende
constantemente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan
las palabras de Dios.




Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura
están íntimamente unidas y compenetradas. Porque brotando ambas de la misma
fuente se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin, ya que la Sagrada
Escritura es la Palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la
inspiración del Espíritu Santo; y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a
los sucesores de los apóstoles la Palabra de Dios a ellos confiada por Cristo
Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del espíritu de la verdad,
la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se
sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza
acerca de todas las verdades reveladas –que están todas ellas implícitas en la
Escritura-. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de
piedad.
 



La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura,
constituyen un solo depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la
Iglesia. Fiel a este depósito, todo el pueblo santo unido a sus pastores en la
doctrina de los apóstoles y en la comunión, persevera constante en la fracción
del pan y en la oración, de suerte que prelados y fieles colaboren
estrechamente en conservar, ejercer y profesar la fe recibida.
 



Pero el oficio de interpretar auténticamente la Palabra
de Dios escrita o transmitida, como ya hemos dicho, ha sido confiado únicamente
al magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en nombre de
Jesucristo.
 



Desde los comienzos de la historia de la Iglesia, algunos
se sirvieron de falsas interpretaciones de textos bíblicos para apoyar sus
errores. El mal se acentuó con la reforma protestante que proclamaba, por medio
del libre examen, la interpretación personal de la Sagrada Escritura. Así se
explica que los Papas Pío IV (1559-1565), Clemente VIII (1592-1605) tomasen
serias medidas, no para prohibir a los fieles la lectura de la Biblia, sino
para limitarla. Pasado el grave peligro, las normas de la Iglesia se suavizaron
y la cristiandad entera se inundó de nuevo de nuevas versiones y ediciones
bíblicas bajo la aprobación de los obispos.




Es vana, por tanto, la tentativa de enfrentar a la
Iglesia con la Biblia. La Biblia sólo se comprende rectamente dentro de la
Iglesia, pues –conviene repetirlo- Dios no entregó su Palabra al individuo,
sino a la comunidad, y es natural que esta comunidad –la Iglesia, fundada por
Jesucristo sobre san Pedro y asistida por el Espíritu Santo- sea la única
llamada a interpretarla.
 





5. Interpretaciones protestantes de la Biblia 



¿Por qué los protestantes predican algunas verdades
diferentes a la Iglesia católica, si la Biblia es la misma para todos?




Los protestantes tienen la Biblia como única fuente de
Revelación, y además, interpretada por cada uno a su manera. No aceptan ni la
Tradición ni el Magisterio de la Iglesia.
 





A este principio protestante contestamos:



a) La misma Escritura excluye la interpretación
meramente privada:
 “Sépanlo bien, nadie puede interpretar por sí mismo una
profecía de la Escritura...” (2 Pe 1, 20; cf. 1 Jn 2, 19-27; 1 Jn 4, 1-6). Sin
la Tradición no conocemos los libros canónicos. El subjetivismo, pues, destruye
la unidad de la fe.




b) Es más, este
principio protestante está en abierta oposición al deseo de Cristo que quiso la
unidad de la Iglesia
 (cf. Jn 17, 20-21; Ef 4, 4-6). Mientras la Iglesia católica es
una, desde su principio hasta hoy, las sectas protestantes se multiplican cada
día y dividen el cuerpo de Cristo. Hoy hay más de 2.000 sectas en el mundo,
todas ramas del protestantismo. O existen mil verdades, lo que es absurdo, o
son falsos los principios en que se fundamentan las sectas protestantes.
 



c) Hay más: ese principio
protestante es imposible.
 Antes de inventarse la imprenta, pocos podían leer los
manuscritos bíblicos y la mayoría no sabía leer. Si Jesús hubiera puesto la
Biblia como única salvación, no todos hubieran podido salvarse. Aún hoy existen
muchos pobres que no pueden leer y no pueden entender la Biblia. ¿No se
salvarían, por no haber sabido leer la Biblia?




d) Es también incompleto. La Escritura y
la Tradición son dos fuentes donde está contenida la Palabra de Dios, como ya
hemos explicado anteriormente. No son dos fuentes separadas, sino unidas. Así
lo afirma el concilio Vaticano II en la constitución Dei Verbum, sobre la
divina revelación, en los números 9 y 10.
 



e) Además, inseguro: ¿Cómo saben los protestantes
que la Biblia es Palabra de Dios y que las verdades de la Biblia son inspiradas
y divinas? Ellos contestan: “porque lo dice la misma Biblia”. Pero esto es
absurdo. ¡También los apócrifos dicen que son verdaderos y se firman con
nombres de apóstoles...y no es verdad! Yo también puedo escribir un libro y
allí decir que soy inspirado por Dios. Tiene que haber una autoridad, fuera de
la Biblia, que garantice que la Biblia es Palabra de Dios. Todo escrito, ley o
código, requiere de un tribunal que lo interprete y resuelva las dudas. ¿En qué
país se deja a cada uno que interprete la ley a su gusto personal?




f) Y, por si fuera poco, contradictorio. Los protestantes
dicen: “Nosotros tenemos los pastores que nos explican la Biblia”. Por una
parte, creen que la Biblia es la única regla de fe; y, por otra, admiten la
enseñanza de sus pastores. Rehúsan el Magisterio de la Iglesia, que tiene la
inspiración del Espíritu Santo e inclinan la cabeza a personas que no tienen
ninguna autoridad y que se contradicen unos a otros.
 







5. Principales temas bíblicos de las sectas
protestantes, contrarios a la fe católica o que no aceptan
 



a) La autoridad del Papa: Dicen que Jesús no
constituyó a Pedro cabeza visible de la Iglesia, que en la Iglesia no hay otra
cabeza más que Cristo, que la autoridad que Cristo dio a Pedro no se pasa a
otros, porque no está escrito en la Biblia. Se apoyan en estos textos: a) Ef.
5, 23; b) 1 Cor 3, 11; c) Gal 2, 11. Nosotros les contestamos: a) Cristo sigue
siendo cabeza de la Iglesia, pero el Papa es cabeza visible de Cristo aquí en
la tierra. b) Cristo es el fundamento de la Iglesia como piedra angular; pero
este fundamento se continúa en la historia, en los apóstoles. Nuestros textos
fundamentales son: Mateo 16, 16-19; Jn 21, 15-17; Lc 22, 31-33.




b) El sacerdocio cristiano: Dicen que
Jesucristo no dio a los apóstoles poder ordenar sacerdotes, que todo el que
cree en Jesús es verdadero sacerdote y puede predicar su evangelio sin
necesidad de la ordenación. Se apoyan en estos textos: a) 1 Pe 2, 9; b) Mt 23,
9-10. Nosotros les contestamos: a) Por el bautismo todo cristiano participa del
sacerdocio común de todos los fieles, pero Jesús instituye en la Última Cena el
sacerdocio ministerial: b) Las palabras de Jesús no van entendidas literalmente.
De hecho Pablo se hace llamar “padre” varias veces y a llama a los cristianos
“hijos”. Nuestros textos fundamentales son: Hechos 20, 28; 13, 2-4; 1 Tim 4,
14; 5, 22; 2 Tim 1, 6; Tito 1, 5; Heb 5, 1-4; Rm 10, 14-15; 1 Cor 4, 1; 1 Cor
3, 9; Sant 5, 14; Jn 20, 23 Y sobre todo, Lc 22, 19 y 1 Co 11, 23.




c) Bautismo de los niños: Dicen que no
vale bautizar a los niños, porque el bautismo exige la fe en Cristo y los niños
no pueden tener fe, porque no entienden; que Jesús se bautizó cuando tenía 30
años; que en la Biblia no consta que se haya dado el bautismo a los niños. Se
apoyan en estos textos: a) Rom 5, 1; b) Mc 1, 9. Nosotros les contestamos: a)
Jesús ordena a sus discípulos de bautizar a todos, no prohíbe bautizar a los
niños; b) El bautismo cristiano no está relacionado con el bautismo de Jesús en
el Jordán, que fue un acto externo de purificación y penitencia. El cristiano
es bautizado y salvado en la muerte y resurrección de Jesús. Es una nueva vida
que nos hace hijos de Dios, ¿cómo no recibirlo desde el nacimiento? c) Pedro
bautiza a toda la familia de Cornelio (Hech 10, 44-48), sin duda también habría
niños.
 



d) La confesión: Dicen que sólo
Dios puede perdonar los pecados. Se apoyan en estos textos: a) 1 Jn 1, 7: ya
hemos sido perdonados por la sangre de Cristo; b) Sant 5, 6: confesarse entre
los hermanos. Nosotros les contestamos: a) Mt 18, 18: Jesús entrega a los
apóstoles el poder de atar y desatar; b) Jn 20, 19-23: Jesús explicita aquí el
poder de perdonar en su nombre; c) 2 Cor 5, 18; d) Hech 19, 18: los cristianos
que habían pecado de magia fueron arrepentidos y lo confesaron a los apóstoles.




e) La Eucaristía: Dicen que
Jesucristo no está presente realmente en la Eucaristía. Hay que entender todo
en sentido figurado y simbólico. La Cena es sólo un recuerdo. El sacrificio de
Jesús en la cruz es perfecto, no es necesario perpetuarlo. Nosotros les
contestamos: a) Jn 6, 48-63: Jesús promete la Eucaristía con palabras claras y
fuertes, tanto que los judíos que escuchaban se escandalizaron; b) Mt 26,
26-28: “Esto es mi cuerpo...Esta es mi sangre”; c) Lc 22, 19: “Haced esto en
memoria mía”; d) 1 Cor 11, 23-29; e) Hech 2, 42. Jesús, cuando se le fueron
muchos, no rebajó nada su doctrina sobre el Pan de vida.




f) El celibato sacerdotal: Dicen que en ninguna
parte de la Biblia se encuentra la ley “corruptora” del celibato sacerdotal. Se
apoyan en este texto de 1 Tim 3, 2 y 12: “Que el obispo sea casado”. Nosotros
le contestamos: a) Mt 19, 29: recompensa especial a quien se mantiene virgen.
Era voluntad implícita de Jesús el celibato a quienes se quieren consagrar a Él
en el sacerdocio, pues Él mismo fue célibe. ¿Por qué sólo hasta el siglo III la
Iglesia ordenó el celibato a los sacerdotes? La Iglesia va poco a poco
reflexionando en las palabras de Jesús, bajo la inspiración del E.S.; no puede
comprender todo de golpe; además, Dios sigue su pedagogía con nosotros. Desde
el siglo III ha sido una constante de la Tradición de la Iglesia la defensa del
celibato sacerdotal. A pesar de todo lo dicho, Pablo VI en su encíclica sobre
el Celibato sacerdotal no dice que el celibato sea esencial al sacerdocio
ordenado; el Papa habla de “íntima conveniencia”. Este celibato es exigido en
la Iglesia católica de rito latino y en la Iglesia católica de Oriente.
 



g) El matrimonio: Dicen que el
matrimonio no es un sacramento instituido por Cristo, pues no consta en la
Biblia. Se apoyan en el texto de Mt 19, 9, donde parece que Jesús permitió el
divorcio por fornicación. Nosotros les contestamos: a) Ef 5, 23-32: es un
sacramentos, signo de amor de Cristo para la Iglesia; b) Mc 10, 1-12; Lc 16,
18; Mt 19, 3-8: Jesús es terminante en esto: el matrimonio es indisoluble; c) 1
Cor 7, 10-11: Pablo advierte que quien se separe del cónyuge por grave motivo,
puede hacerlo, pero que no puede casarse de nuevo. El texto de Mt 19, 9 es un
poco oscuro y de difícil interpretación. Pero no puede aislarse este texto de
todos los demás. A la luz de estos textos, ese versículo se refiere a la
posibilidad de “despedir a la mujer” (o al marido) en caso de infidelidad. Pero
no dice la posibilidad de casarse de nuevo.
 



h) La Virgen María: los protestantes
creen que María es la Madre de Dios; pero no aceptan su virginidad. Dicen que
no hay que dar culto a la Virgen; que la Virgen tuvo más hermanos. Se apoyan en
estos textos: Lc 2, 7; Mt, 13, 55. Nosotros les contestamos: Mt 1, 16; Gal 4,
4; Lc 1, 26-35: María es virgen antes del parte, en el parto y después del
parto. Acerca de los hermanos de Jesús hay que decir que “hermano” significa
pariente próximo: sobrino, primo, tío, etc. Además a la Virgen no le damos el
culto de adoración (sólo a Dios), sino el culto de especial veneración por ser
la Madre de Dios.




i) La veneración de los santos: Dicen que sólo
tenemos un mediador, Cristo. Acudir a los santos es sacrilegio. Además están
gozando en el cielo, nada saben de nosotros. Se apoyan en 1 Tim 2, 5. Nosotros
les contestamos: a) 1 Tim 2, 5: aquí mediador significa redentor. Cristo sí es
el único redentor. Los santos no son redentores, sino intercesores ante Dios.
Otros textos: 1 Re 18, 3-7; 2 Re 2, 15; Nm 21, 7; Job 42, 8; Apoc 5, 8.
 



j) El culto de las imágenes: Dicen que la
Biblia prohíbe terminantemente hacerse imágenes, porque es un culto idolátrico
(Ex 20, 4); que Dios no puede ser representado con estatuas de material humano
(Hech 17, 29). Nosotros les contestamos: Lo que Dios prohíbe es adorar a las
imágenes como si ellas en sí mismas tuvieran el poder de salvar; el mismo Dios
manda construir estatuas e imágenes como signo de su presencia en medio del
pueblo (Ex 25, 12-22; Nm 21, 8); Josué venera el arca de madera, postrado (Jos
7, 6). Las imágenes son un signo externo necesario para ayudarnos a ponernos en
relación con Dios-Espíritu. Otros textos: Ex 7, 10; 2 Re 2, 14; 13, 21; Mt 9,
20; 14, 26; Hech 5, 15-16; 19, 12: el Señor se sirve de “reliquias” o cosas que
pertenecieron a personas santas, para obrar sus maravillas: la vara de Moisés;
el manto de Elías; los huesos de Eliseo; el vestido de Jesús; la sombra de
Pedro; los sudarios de san Pablo, etc. “De manera que por medio de las
imágenes, ante las cuales nos arrodillamos y oramos, adoramos a Cristo
verdadero y veneramos a los santos, cuya semejanza tienen” (Concilio de
Trento).
 



k) El purgatorio y los sufragios por los difuntos:
Dicen que no existe el purgatorio y no sirven nuestras oraciones por los
difuntos. La Iglesia, apoyándose en 2 Mac 12, 46, cree que mediante nuestros
sacrificios, oraciones y buenas obras podemos ayudar a los difuntos que
murieron en gracia de Dios y se están purificando antes de llegar a la Gloria.
Por el hecho de que la Biblia no contenga la palabra “purgatorio” no se puede
concluir que el purgatorio no exista. Tampoco la Biblia presenta la palabra
Trinidad y existe el dogma de la Santísima Trinidad, reconocido por los hermanos
protestantes.






VI. CONCLUSIÓN



Concluyo con el número 12 de la constitución Dei Verbum: “Dios habla
en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano, por lo tanto, el
intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe
estudiar con atención lo que los autores querían decir y lo que Dios quería dar
a conocer con dichas palabras. Para descubrir la intención del autor, hay que
tener en cuenta, entre otras cosas “los géneros literarios”. Pues la verdad se
presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en
libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios. El intérprete
indagará lo que el autor sagrado dice e intenta decir, según su tiempo y
cultura, por medio de los géneros literarios propios de la época. Para
comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener
muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar que se usaba en
tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces se usaban en la
conversación ordinaria.
 



La Escritura se ha de leer con el mismo Espíritu con que
fue escrita: por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado
hay que tener muy en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, la
Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía de la fe. A los exegetas toca
aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido
de la Sagrada Escritura, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio
de la Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretación de la Escritura queda
sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y
el oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios”.
 




Recomiendo también leer del Catecismo de la Iglesia
católica los números 109- 119.




Por tanto, la interpretación de la Biblia no puede estar
sometida a la arbitrariedad de los hombres o de los exegetas, ni a un
individualismo feroz. La Biblia pertenece a toda la Iglesia, a todos sus
miembros y a toda su historia, y por lo tanto la interpretación de la misma es
obra también de toda la Iglesia. En la Iglesia, como en el cuerpo hay miembros
diferentes, hay diversos carismas; de entre ellos el Magisterio ha recibido el
carisma de interpretar con autenticidad la Escritura y por tanto de juzgar
sobre la ortodoxia de cualquier otra interpretación de los miembros de la
comunidad eclesial.








VII. ORACIÓN: Señor, dame
la humildad suficiente para creer en tu Palabra, en la Tradición viva de la
Iglesia y en el Magisterio de la Iglesia, a quien tú encomendaste la
interpretación auténtica de tu Palabra de salvación. Amén






VIII. APÉNDICE 1°: Métodos científicos de
interpretación




Cuando se trata de interpretar la Biblia, la Iglesia,
depositaria de la misma, nos da unos criterios o principios teológicos que
deberán guiar una interpretación correcta, y que hemos visto ya en esta
lección. Se requiere además de estos principios teológicos, de un método
científico de interpretación.
 



La exégesis católica de por sí no excluye ningún método,
pero el método que se adopte habrá de cotejarse con los principios teológicos y
ver si hay compatibilidad con ellos.
 



Los Santos Padres utilizaron los métodos filológico y
alegórico. Hoy se utilizan los métodos
 diacrónico(aquellos que estudian el texto sagrado
en su proceso de formación) y sincrónicos (aquellos que estudian el texto
sagrado en cuanto tal).
 





1. Método dia
diacrónico: Este método echa mano de:





a) La crítica textual: es la ciencia
que trata de reconstruir a partir de los manuscritos disponibles el texto original
de la Sagrada Escritura
 
17.
La crítica textual es necesaria para corregir posibles cambios accidentales o
deliberados de parte de los copistas.
 



b) La crítica literaria: A su vez, echa
mano de las fuentes literarias que analizan los textos bíblicos para detectar y
reconstruir eventuales fuentes utilizadas en la formación de la sagrada
Escritura, evidenciando las acentuaciones teológicas y el ambiente vital. También
echa mano de los géneros literarios, ya explicados anteriormente.




c) La crítica de las tradiciones: trata de
detectar la prehistoria oral de tales textos, buscando descubrir las
modificaciones que los textos, originalmente en circulación bajo forma de perícopas
aisladas, han sufrido en el curso de la transmisión oral. Igualmente, pretende
descubrir el grupo transmisor responsable de eventuales reelaboraciones ya en
el estadio de la tradición oral.
 



d) La crítica de la redacción: se
propone reconstruir el proceso de redacción y el papel del redactor. Se ha de
estudiar en qué modo ha adquirido el texto su forma definitiva, cuál era el
material a disposición del redactor, qué punto de vista le ha guiado en la
selección, reelaboración y sistematización del material, qué elementos añade, a
qué lectores se dirige.
 



e) La crítica histórica: tiene por objeto
unir las afirmaciones de un texto con la realidad histórica. Trata de aclarar
la relación entre texto y evento, el paso del hecho histórico al texto escrito.
No siendo la Biblia un texto primariamente de carácter histórico, sino
testimonio de fe, no proporciona todas las informaciones que un historiador
desearía. Sin embargo, permiten trazar una imagen históricamente cierta de los
hechos.
 





2. Método sincrónico: es aquel que
analiza el texto, no en su fase de formación, sino en su existencia definitiva
y, tratándose de la Biblia, canónica. El documento de la Pontificia Comisión
Bíblica del año 1993, titulado “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”
presenta tres métodos sincrónicos:




a) El análisis retórico: se limita a
analizar los discursos que se encuentran en la Biblia. Esos discursos son
analizados según las partes del discurso en la retórica clásica: exordio,
narración, demostración, refutación y epílogo.
 



b) El análisis narrativo: estudia
únicamente los textos narrativos de la Biblia, que son la mayoría. La narración
consta de estos elementos: protagonista, antagonista y los comparsas; acción,
nudo y desenlace; circunstancias del relato: lugar, tiempo y orden de la
acción. Tratándose de un relato bíblico, que es historia de salvación hay que
dar el salto al mensaje que se esconde detrás de esa narración.
 



c) El análisis semiótico: parte de dos
presupuestos: (i) leer e interpretar un texto es descubrir y establecer las
varias relaciones existentes entre los elementos del mismo texto; (ii) las
relaciones fundamentales de cualquier texto son la oposición o la equivalencia.
La oposición se aprecia sobre todo en los términos antitéticos: muerte-vida,
frío-calor, luz-oscuridad. Enfermarse-curarse, viejo-nuevo, unir-separar, etc.
La equivalencia se descubre principalmente en los sinónimos: querer-amar;
soplar-alentar, templo-santuario, etc.
 



Termino esta parte diciendo, una vez más, esto: Todos los
métodos son buenos y aprovechables si respetan la letra y el espíritu del texto
de la Sagrada Escritura. Cada método aporta su contribución específica a la
comprensión de la Biblia y todos ellos llevan a una creciente maduración de la
fe de los creyentes.
 





APÉNDICE 2°: La actualización
bíblica




Actualizar la Escritura es hacerla presente, viva y
eficaz en la vida diaria de los hombres y en las situaciones simples o
complejas de las sociedades humanas. En el último capítulo de la Dei Verbum
existen textos que hacen referencia a esta actualización:
 “Y en las
Palabras de los Apóstoles y de los Profetas hace resonar la voz del Espíritu
Santo...En los Libros sagrados, el Padre, que está en el cielo, sale
amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos”
 (n. 21).
El uso del presente (“hace resonar, sale amorosamente”) muestra que la Palabra
de Dios es viva en el hoy de la historia y posee carga actualizante de gran
magnitud. La misma Constitución del Vaticano II nos brinda la finalidad de la
actualización:
 “De modo que se multipliquen los ministros de la Palabra
capaces de ofrecer al pueblo de Dios el alimento de la Escritura, que alumbre
el entendimiento, confirme la voluntad, encienda el corazón en amor a Dios”
 (Dei Verbum, n.
26).






1. Requisitos para la actualización:



a) Oración: ese diálogo con
Dios por el que escuchamos al Dios revelador, somos interpelados por Él y a
quien damos una respuesta.




b) Lectura frecuente y asidua: esta lectura nos
permitirá irnos familiarizándonos con la Biblia, y de esta manera establecer la
analogía (semejanza) entre el texto y la vida, entre la Palabra de Dios y la
situación del hombre.
 



c) Estudio: con los métodos
que ya hemos explicado.
 







2. Diversos tipos de actualización:



a) Actualización teológica: es la llevada a
cabo por un teólogo, que busca en la Biblia las raíces desde y a través de las
cuales llega a la teología la savia vital de la Palabra de Dios.
 



b) Actualización litúrgica: La liturgia
cristiana es la actualización la historia de la salvación por medio de los
ritos y de la Palabra. Y se hace mediante el contexto en que la Palabra de Dios
se sitúa; mediante la celebración litúrgica misma, y mediante la homilía.
 



c) Actualización pastoral: engloba la
catequética, el acompañamiento pastoral.




d) Actualización espiritual: la forma más
importante y primera de actualizar la Escritura se realiza en el interior del
hombre de modo que el hombre pase de ser “animal carnal” a ser “espíritu
vivificante”. El hombre toma la Biblia, es interpelado en su situación
existencial, y responde a lo que Dios le pide.
 



e) “Lectio divina”: es una lectura,
individual o comunitaria, de un texto, más o menos largo, de la Escritura como
Palabra de Dios, con el fin de desentrañar su mensaje salvífico para uno mismo
o para la comunidad en la situación real y actual. Sigue cinco pasos:
 


·Lectura: se lee y se estudia atentamente el
texto.


·Meditación: Se encuentra la verdad escondida en el
texto.


·Oración: se abre el corazón a Dios.


·Contemplación: se saborea la alegría de la dulzura
eterna de Dios

·Operación: aquí el alma se convierte,
se decide a obrar el bien, a amar a Dios y al prójimo. El alma se transforma,
gracias a este proceso de la “lectio divina”.
 



Con todo lo dicho hasta ahora, ya estamos bien preparados
para entrar al templo del Antiguo y del Nuevo Testamento, a fin de que la
Palabra de Dios sea alimento que nutra nuestra vida, luz que guíe siempre
nuestros pasos hacia la vida eterna, mensaje de salvación que llevemos
generosamente a todos los hombres.




No se pierda el programa en el canal católico Misión (58 del sistema de cable de Quilalí) a las siete de la noche cada miércoles.

Paz y bien

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