¿Quién es el Espíritu Santo?


En realidad es difícil entablar una relación personal con alguien a quien no se le distingue como persona. Eso sucede con el Santo Espíritu de Dios. Es claro, cuando pensamos en Él siempre nos viene a la mente la imagen de una paloma blanca, y en realidad ¿quién puede tener una amistad con una palomita?

Es necesario entender al Espíritu santo como alguien no algo, es una persona no un fuego, tiene personalidad, tiene carácter, tiene propósito, en fin el Espíritu Santo es Dios.

En esta ocasión abordaremos esta verdad revelada, el Espíritu santo es Dios mismo, tercera persona de la Santísima Trinidad, y ya que los Testigos de Jehová junto a otras congregaciones niegan su personalidad y divinidad he decidido usar en esta catequesis la traducción del nuevo mundo, que es la que usan los testigos, claro está que en la cita referencial marcada en azul usted puede dar clic y leerá la versión que usamos. Además, he visto que en los foros de las redes sociales se nos acusa que damos nuestra interpretación personal, esta vez he decidido dejar que la Biblia hable por sí sola, sin mucha interferencia de mi parte.

¿El Espíritu santo es Dios?


Sí, el Espíritu santo es Dios.

El Espíritu santo al ser Dios precisamente, goza del don de la ubicuidad, es decir, de poder estar en diversos lugares a la vez. Pablo mismo señala que "en él (Dios) vivimos, nos movemos y existimos" (Hechos 17:28)

¿Muestra con certeza la Escritura que el Espíritu Santo es Dios?


Una vez más vamos a dejar hablar a la Biblia, limitando nuestros comentarios a su mínima expresión.

Mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios. (Hechos 5:3-4)
El Espíritu Santo es el mismo Yave que habló en el Antiguo Testamento. (Hechos 28:25-26)
Ahora bien, lo cierto es que Pablo cita de Is 6:8-9; y allí no se dice que hablará el Espíritu Santo, sino el mismo Yave: (ls 6:8-9).

¿Se equivocaba el apóstol Pablo al identificar a Yave con el Espíritu Santo?

Hebreos 3:7-11 El autor de la carta a los Hebreos reproduce aquí una extensa cita del Sal 95:7-11, atribuyéndola al Espíritu Santo. Basta ir al Antiguo Testamento para comprobar que el que habla en el mismo es Yave.

El Espíritu Santo es Yave. Por todo lo anterior es fácil de comprender que el Nuevo Testamento identifique al Espíritu Santo de manera clara con el Señor del Antiguo: 2Cor 3:17



Sólo el Espíritu Santo abarca las cosas de Dios. Por todo ello no es de extrañar que en la mente de los autores del Nuevo Testamento, que, como hemos visto, no creían que el Espíritu Santo no fuera Dios ni tampoco pensaban que era una fuerza impersonal, anidara la certeza de que toda la inmensidad de Dios sólo podía ser penetrada por el Espíritu Santo, algo imposible si éste hubiera sido una simple fuerza activa carente de personalidad:

(1Cor 2:11) Porque el Espíritu Santo es Dios, se puede blasfemar contra él. Mc 3:29

¿El Espíritu Santo es una persona?


Sí, el Espíritu Santo es una persona, es decir tiene personalidad (aunque muchos al leer 1cor 12:13 crean lo contrario, sí, en los foros han dicho que no podemos beber a una persona) Lo cierto es que Pablo, sólo unas líneas antes, ha señalado que los israelitas también bebieron de Cristo, que es un ser personal y también Dios: "Y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo" (1Cor 10:4)

El Espíritu Santo es un ser personal


El Espíritu Santo enseña y recuerda. "Más el ayudante, el espíritu santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho" (Jn 14:26) (VNM). ¿Cómo puede enseñar -la palabra griega didásei utilizada aquí contiene la idea de enseñar como maestro- y recordar todo un ente que no tiene ni personalidad?

El Espíritu Santo da testimonio. "Cuando llegue el ayudante que yo enviaré a ustedes del Padre, el espíritu de la verdad, que procede del Padre, ése dará testimonio acerca de mí, y ustedes, a su vez, han de dar testimonio, porque han estado conmigo desde que principié" (Jn 15:26) (VNM). Tanto el Espíritu Santo como los discípulos de Jesús dan testimonio. ¿Cómo es posible que el primero carezca de personalidad y los segundos no? ¿Cómo es posible que un ente carente de personalidad sea el encargado de instruir a seres que sí la tienen?

"El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (Rom 8:16) (VNM).



El Espíritu Santo guía a la Verdad. (Jn 16:13)

El Espíritu Santo glorifica. (Jn 16:14)

El Espíritu Santo dirige la evangelización. “(Hechos 16:6)

El Espíritu Santo conduce. (Rom 7:14)

El Espíritu Santo toma decisiones en el seno de la Iglesia. “(Hechos 15:28)

"Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios..." (Hechos 20:28) (VNM).

El Espíritu Santo ordena. (Hechos 11:12) (Hechos 13:2)

El Espíritu Santo habla frases enteras. Hemos visto ya algunos ejemplos en los apartados anteriores, pero vamos a citar alguno más: (Hechos 8:29)

Conclusión


Cuando el creyente está solo, es el Espíritu Santo el que intercede por él con unos gemidos que no pueden expresarse en términos humanos; cuando siente la duda, clama al unísono con nuestras almas, recordándonos que tenemos un Padre en el cielo; cuando la Iglesia se zarandea en el mar de la historia, él se presta a guiarla y reparte, sin miedo al derroche, sus carismas para edificación del cuerpo de Cristo.



Ese espíritu abrió la puerta de la Iglesia a los judíos del pentecostés llegados de los lugares más remotos de la tierra; se derramó sobre Cornelio, el primer gentil cristiano, y abrió las rutas del evangelio en medio de una sociedad que, como la nuestra de hoy en día, lo necesitaba ardientemente.

Ese espíritu enseña y recuerda la palabra y la obra de Jesús, da testimonio y revela. Sin él no seríamos nada, porque él empolló la vida que había en el fondo de las aguas antes de la creación (Gén 1:2).

En su nombre somos bautizados, y él nos sostiene en nuestra vida para que, como hijos de Dios, un día podamos estar con Cristo para siempre. No es de extrañar, pues, que los primeros cristianos lo citaran con profusión en sus oraciones y que ansiaran cada vez más su cercanía; y tampoco es raro que el himno cristiano más hermoso quizá de todos los tiempos, el Veni Creator Spiritus esté dedicado y dirigido a él.

Si quieres profundizar más te recomiendo leer el post sobre los dones y carismas del Espíritu Santo.

Próximamente explicaremos el don de lenguas y haré un tema especial sobre algo que vi en un grupo católico del Facebook bajo la siguiente pregunta ¿Pueden haber católicos pentecostales? Me gustararía conocer tu opinión, déjanos un comentario dándonos tu impresión a esta pregunta.

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Paz y bien.

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